Por Alberto Grao-Cruces
Universidad de Cádiz
La inactividad física y los comportamientos sedentarios incrementan el riesgo de sufrir enfermedades y disminuyen el bienestar entre nuestros escolares. Pese a ello, muchos niños continúan sin realizar el mínimo de 60 minutos diarios de actividad física moderada o vigorosa recomendados para su edad. Asimismo, dedican más de la mitad del día a actividades sedentarias.
Por lo que resulta necesario controlar la evolución de estos hábitos de vida en las nuevas generaciones. ¿Son los niños de 2018 menos activos y más sedentarios que los de 2011?
Para dar respuesta a esta pregunta, niños escolarizados en Cádiz en 2011 rellenaron un cuestionario y portaron un dispositivo que mide de manera objetiva los niveles de actividad física y de sedentarismo. En 2018 se repitió el proceso con una nueva generación de niños.
Los resultados mostraron que los niños de 2018 realizaban menos actividad física de intensidad moderada o vigorosa que sus iguales años atrás. También ha habido un cambio en los comportamientos sedentarios, sustituyendo parte del tiempo que los niños dedicaban a ver la televisión por videojuegos e Internet. El uso del ordenador para las tareas educativas también se incrementó, en perjuicio del tiempo de estudio/deberes sin ordenador.
En conclusión, cada día resulta más necesario implementar una serie de intervenciones eficaces para aumentar los niveles de actividad física en nuestros escolares. Por su parte, los esfuerzos por reducir el sedentarismo en los niños se deben dirigir hacia los dispositivos de pantalla que están actualmente en auge (móviles, tabletas…), y no únicamente en el tiempo frente al televisor. Actualmente, seguimos trabajando para facilitar a los centros educativos las mejores herramientas de cara a enfrentarse a estas “viejas pandemias”.