Por Laura Cañadas, Alexandra Valencia-Peris y Javier Sevil-Serrano

La evaluación formativa se define como «un proceso sistemático de recogida de información con el objetivo de mejorar tanto la enseñanza del profesorado como el aprendizaje del alumnado». Para que estos procesos sean efectivos se deben cumplir unas características: (i) clarificar, compartir, consensuar y comprender los objetivos de aprendizaje y los criterios de evaluación con el alumnado; (ii) fomentar, en diferentes momentos del proceso, la realización de debates, preguntas, discusiones, y tareas en clase que pongan en evidencia el aprendizaje del alumnado; (iii) dar retroalimentación, durante todo el proceso de enseñanza y aprendizaje, vinculada con los objetivos de aprendizaje; (iv)  implicar al alumnado en su propia evaluación, la de sus compañeros/as y la del profesorado.

Esta evaluación y la forma en que se aplica puede influir en la motivación del alumnado a través de la satisfacción o frustración de las necesidades psicológicas básicas (autonomía, competencia y relaciones sociales). La satisfacción de la necesidad de autonomía se produce cuando el alumnado percibe que es el origen de sus propias acciones, pudiendo elegir y responsabilizarse de su aprendizaje, mientras que su frustración se produce cuando manifiesta un sentimiento de obligatoriedad, alienación y presión en las actividades que se realizan. La satisfacción de la necesidad de competencia tiene lugar cuando el alumnado siente que es eficaz o habilidoso en las situaciones de aprendizaje llevadas a cabo. 

Su frustración se produce cuando el alumnado experimenta un sentimiento de inferioridad y fracaso para resolver con éxito las actividades planteadas. Finalmente, la satisfacción de las relaciones sociales se da cuando el alumnado tiene relaciones positivas con el resto de sus compañeros/as y el profesorado, estando integrado en su grupo-clase. En sentido contrario, su frustración se produce cuando se siente rechazado, aislado o marginado dentro de su grupo de iguales.

El modo en el que el profesorado aplique estos procesos de evaluación formativa podría afectar a la satisfacción o, por el contrario, a la frustración de estas necesidades psicológicas básicas lo que, a su vez, determinará el tipo de motivación y consecuencias experimentadas por el alumnado durante las clases de Educación Física. Por ello, es fundamental conocer qué características y formas de aplicación de la evaluación formativa contribuyen a satisfacer dichas necesidades. Así, encontramos que: 

  • La satisfacción de la necesidad de autonomía se puede conseguir a través del fomento de la participación del alumnado en aspectos como compartir los objetivos, criterios de evaluación y/o instrumentos de evaluación, pudiendo llegar a co-crearlos. Asimismo el uso de una evaluación criterial, que fomente un clima tarea (se valora la mejora individual de los aprendizajes y no la comparación social), contribuirá a la satisfacción de esta necesidad. Asimismo, el uso de una evaluación sistemática, en diferentes momentos de la unidad didáctica, ayudará a que el alumnado vea dónde está y qué puede hacer para mejorar. Para ello, el feedback y feedforward interrogativo, descriptivo o explicativo puede ser de gran utilidad. Finalmente, involucrar al alumnado en su propia evaluación y/o calificación, en la de sus compañeros/as o en la del propio docente puede contribuir también a satisfacer esta necesidad. 
  • En el caso de la satisfacción de la necesidad de competencia, clarificar los elementos curriculares y establecer una temporalización con metas claras, así como facilitar al alumnado los diferentes instrumentos de evaluación o implicarle en su modificación y/o construcción, puede ayudar a tal fin. También, generar evaluaciones sistemáticas con tareas de evaluación contextualizadas, que vayan acompañadas de una evaluación criterial y un feedback afectivo positivo, interrogativo y privado, favorecen que puede progresar en su aprendizaje. Por último, fomentar la participación del alumnado en su evaluación y/o calificación, la de sus compañeros/as o del docente puede ayudarle a sentirse más competente. 
  • Por último, para satisfacer la necesidad de relaciones sociales se debe favorecer una evaluación sistemática en diferentes momentos de las unidades didácticas, con una evaluación criterial que permita generar un clima motivacional tarea (el alumnado se ayuda a progresar respecto a sí mismos). Por otra parte, se debería dar un feedback y feedforward constante, empleando un lenguaje participativo, que haga al alumnado sentir que su profesorado se preocupa por su aprendizaje.

Por último, es importante emplear procesos de coevaluación y cocalificación bien definidos que permitan al alumnado interactuar con sus iguales. Para profundizar más en estos aspectos y saber cómo aplicar la evaluación formativa para satisfacer las necesidades psicológicas básicas, revisa el capítulo Cañadas, L., Valencia-Peris, A. & Sevil-Serrano, J. (2021). Cómo aplicar la evaluación formativa para favorecer la motivación y el aprendizaje en Educación Física. En García-González, L. (Coord). Cómo motivar en Educación Física aplicaciones prácticas para el profesorado desde la evidencia científica. Zaragoza: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Zaragoza.