Por Javier Sevil-Serrano
Universidad de Extremadura
El comienzo del siglo XXI ha supuesto una nueva era digital, un aumento en el consumo de diferentes medios tecnológicos de pantalla por parte de la población. Esto ha provocado que la sociedad sea cada vez más sedentaria y adicta a las nuevas tecnologías. Por ello, en la actualidad existe una gran preocupación social sobre cómo dichos cambios están afectando a la salud física, psíquica, social y cognitiva de las personas y, especialmente, de los jóvenes.
En primer lugar, es importante definir el concepto de “tiempo sedentario” y de “tiempo de pantalla” debido a que son usados indistintamente como sinónimos:
- Según la Red de Investigación sobre el Comportamiento Sedentario (SBRN) (Tremblay et al., 2017), el comportamiento sedentario hace referencia a cualquier comportamiento de vigilia caracterizado por un gasto de energía de ≤1.5 METs, mientras se está sentado, reclinado, o acostado. Por tanto, el tiempo sedentario hace referencia a los minutos totales dedicados a diferentes comportamientos sedentarios, como comer o estudiar sentado, etc., estén o no vinculados al uso de pantallas.
- Sin embargo, el tiempo de pantalla se refiere exclusivamente a los minutos dedicados a diferentes medios tecnológicos de pantalla como la televisión, el ordenador, el teléfono móvil, la videoconsola, o las tabletas.
Con relación al tiempo sedentario, no se ha establecido hasta la fecha ninguna recomendación sobre el tiempo máximo que sería conveniente que los jóvenes permaneciesen sentados a lo largo del día para evitar riesgos en la salud. A pesar de ello, diferentes organismos internacionales recomiendan limitar el tiempo sentado durante periodos prolongados.
Con relación al tiempo pantalla, y a pesar de que han emergido nuevos medios tecnológicos, todavía se mantienen las recomendaciones establecidas por la American Association of Pediatrics (2001), que establecen que el tiempo dedicado a ver la televisión no debe sobrepasar las 2 horas en niños y adolescentes de 5 a 17 años. Posteriormente, las recomendaciones de 24 horas de movimiento, elaboradas en Canadá por Tremblay et al. (2016), también ratificaron estas recomendaciones de un máximo de 2 horas de pantallas.
Sin embargo, matizaron que no solo hacían alusión a la televisión, sino también al resto de medios tecnológicos de pantalla. De igual modo, estos autores destacaron que estas recomendaciones se referían al tiempo de pantalla recreativa, es decir, al tiempo dedicado a medios tecnológicos de pantalla que no aludía al ámbito escolar o al trabajo. Esta matización podría deberse a que el tiempo de pantalla recreativo es el prescindible y, por tanto, puede restar tiempo a otros comportamientos saludables como la actividad física y el sueño.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (Bull et al., 2020) ha señalado que se debe limitar el tiempo de ocio delante de una pantalla, aunque no establecieron unas recomendaciones. Por último, cabe destacar que, aunque no se identifica en ninguna recomendación, el tiempo sedentario de pantalla es el que podría ser especialmente perjudicial. Sin embargo, el tiempo activo de pantalla, como hablar por teléfono mientras se está andando, está asociado incluso a beneficios en la salud; ya que se realiza simultáneamente actividad ligera.
Permanecer mucho tiempo sentado y, especialmente el uso excesivo de diferentes medios tecnológicos de pantalla, se ha visto asociado con numerosas consecuencias negativas en la salud de los jóvenes: el aumento del sobrepeso y de la obesidad, el estrés y la ansiedad, así como un menor rendimiento académico, entre otras (Lissak, 2018).
Por todo ello, en la actualidad no solo nos enfrentamos a una fuerte inactividad física (los jóvenes no cumplen las recomendaciones de actividad física), sino que, además, ahora se identifica una nueva batalla contra el sedentarismo, es decir, frente a las horas que los jóvenes permanecen sentados, especialmente haciendo un uso recreativo de las pantallas.
A continuación, enumeramos una serie de recomendaciones, en base a la evidencia científica, para reducir el tiempo frente a las pantallas:
1.- Evitar el uso de teléfonos móviles, tabletas, ordenadores, y videoconsolas una hora antes de irse a dormir para facilitar la conciliación de sueño.
2.- Evitar que los niños y adolescentes hagan sus tareas escolares mientras ven la televisión y/o utilizan cualquier dispositivo electrónico de pantalla de manera simultánea.
3.- Evitar utilizar dispositivos electrónicos para distraer o calmar la ansiedad.
4.- Evitar que el tiempo de pantalla no remplace otros comportamientos saludables, como son la práctica de actividad física y el sueño.
5.- Establecer un horario y un tiempo máximo de uso recreativo de los dispositivos electrónicos de pantalla.
6.- Bloquear algunas aplicaciones y restringir el uso de determinadas páginas web con un contenido poco educativo.
7.- Que la figura paternal o maternal actúe como ejemplo en el uso limitado de medios tecnológicos en el tiempo de ocio.
8.- Evitar la presencia de medios tecnológicos de pantalla en el dormitorio, el instituto (salvo demanda del profesorado) y durante las comidas.
9.- Promover un tiempo de ocio activo a través de la práctica de actividad física y deportiva como alternativa al tiempo sedentario de pantalla recreativa.