Por Jorge Lizandra Mora
Universitat de València
A pesar de las evidencias que demuestran los beneficios asociados a la práctica regular de actividad física y de deporte en niños y adolescentes, aún existe un amplio porcentaje de estos que no realiza suficiente ejercicio; lo que se considera un problema de salud pública. Aunque son frecuentes las intervenciones tanto del profesorado de Educación Física como de los grupos de investigación para la promoción de estilos de vida saludables, desde la asignatura de Educación Física tampoco se acaba de observar una transferencia clara de estas intervenciones sobre la conducta activa de los y las adolescentes en su tiempo de ocio.
Así, dentro de las diversas maneras de abordar la promoción de hábitos saludables en la escuela surge la necesidad de desarrollar proyectos colaborativos que incorporen de forma activa a sus participantes. El objetivo fundamental de este tipo de intervenciones es establecer un diálogo reflexivo entre el alumnado y el profesorado de la asignatura de Educación física, sobre los aspectos de su entorno social y físico que son importantes para promover un estilo de vida activo.
Para ello se utiliza el “método Triple-I” (Interactive, Interviewing and Imaging), un método de investigación-acción participativa que permite explorar en las experiencias y expectativas de los participantes, con el fin último de potenciar y de movilizar los activos de salud disponibles en cada contexto. Las estrategias de investigación del Triple-I son el SIM (Structured Interview Matrix) y el Photovoice.
Asimismo, se desarrolla una unidad didáctica colaborativa basada en el modelo pedagógico de Educación Física para la Salud, con la que el alumnado puede diseñar programas de actividad física orientada a la salud que les permitan movilizar y desarrollar los activos de salud identificados con el método Triple-I en su contexto, con la intención de hacerlos sostenibles, al haberlos incorporado tanto en la estructura curricular del centro educativo como en su estilo de vida.
Esta intervención va acompañada de un diseño de investigación-acción participativo que se concreta en un estudio de casos cualitativo en forma de etnografía educativa que, basándose en la perspectiva de los agentes participantes, busca comprender de manera colaborativa la realidad de los centros educativos que llevan a cabo la intervención. Esta estrategia pretende que los centros se doten de la suficiente autonomía de trabajo autorreflexivo para lograr la sostenibilidad de la intervención una vez el equipo de investigación concluya su labor.