Cómo motivar en Educación Física

0 de 3 lecciones completas (0%)

¿Qué herramientas o estrategias puede utilizar el profesorado de educación física para motivar a su alumnado?

La importancia de las conductas motivacionales

En ocasiones, como docentes de Educación Física, afirmamos que tenemos estudiantes poco motivados hacia la asignatura, lo cual, muchas veces conlleva conductas disruptivas, aburrimiento, falta de interés y esfuerzo del alumnado. En este punto, debemos hacernos la siguiente pregunta:

¿La motivación del alumnado es algo inherente a cada estudiante o puede depender de lo que cada docente haga?

Si pensamos que la motivación del alumnado depende exclusivamente de ellos mismos, nuestras posibilidades de cambiar esta situación son muy escasas. Sin embargo, si entendemos que nuestras conductas, como docentes, pueden influir directamente sobre la motivación del alumnado estamos yendo en la dirección adecuada.

Existe un modelo teórico, denominado modelo circular (Aelterman et al., 2019; Escriva-Boulley, 2021), que explica que los docentes de Educación Física pueden desarrollar hasta cuatro estilos motivacionales diferentes. Por un lado, el estilo de apoyo a la autonomía ayuda a satisfacer la autonomía del alumnado, mientras que el estilo controlador genera frustración de la autonomía. Por otro lado, el estilo estructurado apoya la percepción de competencia de los estudiantes en las clases, mientras que el estilo caótico favorece su frustración. A su vez, cada estilo motivacional docente está compuesto por dos conductas, haciendo un total de ocho conductas.

A continuación, pasamos a describir cada uno de los estilos y conductas que puede adoptar el profesorado de Educación Física en su intervención docente:


Aplicaciones prácticas para la docencia de la educación física

La aplicación didáctica principal de este modelo circular (Aelterman et al., 2019; Escriva-Bulley at al., 2021) es que el docente sea consciente de que existen una serie de conductas que pueden llevar a la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas (autonomía, competencia y relaciones sociales) del alumnado. A su vez, la satisfacción de dichas necesidades les generará una motivación más autodeterminada (p. ej., motivación intrínseca) hacia la Educación Física.

Si gracias a las conductas adoptadas por el docente, el alumnado percibe que puede tomar decisiones y sentirse partícipe de su proceso de enseñanza-aprendizaje (autonomía), progresa respecto a su nivel inicial (competencia) y se encuentra integrado en su grupo de iguales (relaciones sociales), será más probable que esté más motivado intrínsecamente en las clases de Educación Física.

De igual modo, cabe destacar que, aunque a veces no nos lo parezca, existen una serie de conductas docentes que desencadenan una motivación más extrínseca o desmotivación, debido a la frustración de las necesidades psicológicas básicas que provocan.

A continuación, se detallarán ejemplos, a nivel de unidad didáctica y de una sesión o tarea, de aquellas conductas que deben maximizarse (conductas participativas y adaptativas del estilo de apoyo a la autonomía y conductas clarificadoras y orientadoras del estilo estructurado) y minimizarse (conductas
demandantes y dominantes del estilo controlador y conductas de abandono o a la espera del estilo caótico), con el objetivo de obtener consecuencias más positivas en el alumnado.